sábado, 21 de agosto de 2010

LLEGAR A SER QUIENES SOMOS

Hace algunos meses escuchaba a un sabio, del que ya os hablaré, decir algo acerca de la aceptación que me gustó mucho: "En un clima de aceptación nos desarrollamos, crecemos como una planta en tierra fértil. Pero hay que respetar a cada planta. Si pretendes que una margarita llegue a ser un roble, lo que pasa es que tienes que estirarla tanto que al final te cargas la margarita, se rompe, porque en su esencia de margarita no puede ser roble. Lo que sí puedes hacer es abonarla y cuidarla como margarita para que llegue a ser la más bonita del mundo".

Hace años, un psicólogo llamado Carl R. Rogers, se planteó la aceptación como idea básica para la psicoterapia. Después de algunos años de trabajo terapeútico, llegó a la conclusión de que lo que las personas necesitaban no eran consejos, pautas, ni preguntas, tampoco juicios sobre sus estados emocionales, ni etiquetas científicas sobre sus patologías...Lo que las personas necesitaban era una terapia donde pudieran entender quiénes eran y en qué momento interno estaban situados, una terapia donde la persona pudiera ser sin más, sin máscaras, sin resistencias, sin maquillaje ni accesorios... Donde pudieran ir profundizando poco a poco en sí mismas, en su interior, hasta conectar o re-conectar más bien, con su esencia (con su yo natural, ¡como la margarita...!). Y de esta manera recuperarse a sí misma... Decía también el sabio de antes: “Recuperarse a sí mismo es un término muy adecuado, la persona tiene que recuperar lo que ha ido perdiendo desde que nació. Cuando eres bebé eres espontáneo y original, simplemente eres tú mismo. Luego la familia, la educación, la sociedad, etc. nos va condicionando". Así, Rogers comprendió que la manera era trabajando desde la aceptación plena y hacia la aceptación plena del paciente. Aceptando como terapeuta lo que las personas son, aceptándolas tal y como llegan y ayudándolas a aceptar lo que ellas son y cómo están en ese momento. Éste era su principio básico de trabajo.

Profundizaremos más en la figura de este gran hombre y en su forma de entender la psicoterapia y a las personas. De momento, os dejo las con las palabras que uno de sus pacientes le escribió después de participar en un grupo de terapia. Me parece que expresa de una manera muy intensa y muy real lo que significa aceptarse y sentirse aceptado, descubrirse, amarse... Lo que significa llegar a ser quienes somos...

" Un participante ha sabido captar con gran belleza, en forma poética, la separación y la unidad que se desarrollan conjuntamente:

Por primera vez en mi vida,
siento que soy alguien realmente especial.
Por primera vez en mi vida,
siento que quien soy
es todo lo que necesito ser.
Es el saber que en este tierno núcleo
y desnudo centro,
donde me encuentro,
no tiene por qué haber más.
Con lo que hay, basta.
Nunca he sentido tanto mi validez,
o me he sentido tan afirmado,
como persona.
Nunca había conocido la autoestimación.
Vosotros...me habéis dado poder para vivir
abiertamente,
al alcance de vuestra autenticidad.
Nunca me había conocido a mí mismo.
Nunca había conocido a otro ser humano,
hasta esta semana.
Nunca he conocido tanta paz, o tanta fuerza.
Tampoco había crecido jamás con tanta rapidez,
o aprendiendo tanto.
Nunca me he sentido tan rico
de amor por el sí mismo
y de amor por vosotros."


CARL R. ROGERS “Camino del ser”

sábado, 14 de agosto de 2010

EL ELEFANTE ENCADENADO


Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…

Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…

JORGE BUCAY


“No puedo”. ¿Cuántas veces hemos oído a alguien decir esta frase o nos la hemos dicho nosotros, incluso inconscientemente?

Esta metáfora nos muestra cómo las barreras psicológicas que desde pequeño se van creando en nuestro interior, ya sea por aprendizaje, mensajes que recibimos del exterior, de nuestro entorno, padres, etc, pueden llegar a influir en nuestras decisiones de lo que podemos y no podemos hacer, sentir, pensar o creer en la vida adulta.

Podemos relacionar este cuento con los guiones de vida anteriormente comentados, con las decisiones que tomamos en la infancia y que nos afectan y perjudican en la actualidad, decisiones que además podemos cambiar pero que todavía o no los sabemos o nos asusta tanto el no poder conseguirlo, que preferimos seguir igual, como el elefante, antes que intentarlo y fracasar de nuevo.

¿Quién se apunta a intentar romper las cadenas de nuevo?



Recuerda siempre: “Los imposibles de hoy serán posibles mañana”. Tsiolkovsky

miércoles, 11 de agosto de 2010

LO QUE SÉ Y LO QUE OTROS ME CONTARON DE ERIC BERNE

Ayer estaba emocionada, eufórica… ¿maniaca? Por empezar este blog y poder por fin hablar de Eric Berne. El plan era sencillo, coger el libro de Los Guiones que Vivimos de Claude Steiner y copiar la página que me hizo llorar aquella tarde en la playa cuando sentí que por fin conocía a Berne, que le entendía, que le admiraba, que tantas cosas… y entonces me encuentro con los derechos de autor y el pánico por si no puedo dar a “copiar-pegar” y tengo que escribir ¡yo! de alguien a quien nunca he conocido, o a quien conozco por lo que otros conocen o por lo que esos otros conocen de lo que otros que le conocieron les han contado. Yo, de Berne, solo puedo contar tres cosas, así de primera primerísima mano, la primera, (y esta no me deja en muy buen lugar), que hace dos años su hijo Terri se sentó delante de mí en un congreso de Análisis Transaccional y cual fanática de grupo de rock pensé en tocarle la camisa para poder contarle a todo el mundo que había tocado al hijo de Berne. La segunda, que cada día que me siento en esa silla de ante verde, frente al paciente y sosegado clon de Jack Nicholson versión española que es mi psicólogo y miro al frente, al ver el Titulo de Psiquiatría de E.Berne, me siento importante, honrada y suertuda. La tercera cosa es, que en un momento de mi vida, en el que había perdido la fe en lo que antes había sido tan importante para mi, la psicología, y en el que me había perdido en parte a mi misma, o no me encontraba, o no me enteraba muy bien de quien era o de quien quería ser, o lo sabía pero no lo conseguía o yo que se qué, me tope con una de esas personas que hacían aquello que Berne hizo, (una terapia llamada Análisis Transaccional) y que enseñó a sus ¿discípulos? y que ellos enseñaron a otros y en gran parte gracias a eso me convertí en la psicóloga que hoy en día soy y en la persona que hoy en día soy y por eso puedo decir de muy primera mano que en parte soy quien soy porque Berne fue quien fue e hizo lo que hizo y por eso quiero hacerle este homenaje con mis aportaciones al blog sobre A.T para que así, como Nicholson me enseñó hace poco, Berne siga vivo a través de su obra

De segunda mano puedo contar, o más bien quiero contar hoy, que Berne, hizo referencia en su obra a un concepto (que espero nos traiga largos debates en este blog), que es el de GUION DE VIDA. Definir qué es el guión de vida es complicado y comprenderlo lo es más aún. Yo cuando pienso sobre ello (y sobre mi propio guión) me imagino a mi misma con dos o tres añitos, con el pelo alborotado y sin paletos porque uno me lo deje clavado en una columna tras dar nosecuantas vueltas sobre mi misma y perder el equilibrio y el otro me lo arrancaron porque me caí de la cama de boca y se me quedó negro, cogiendo una libreta y escribiendo la historia de mi vida, si, si, desde los dos años o desde antes somos guionistas de cine!, los guionistas de nuestra propia historia!. Según el libro de AT HOY de Ian Stewart y Vann Joines, de niños tomamos decisiones acerca de cómo va a ser nuestra vida. Son decisiones que se basan en sentimientos y que son inconscientes y las tomamos porque desde nuestra perspectiva de niños nos parecen útiles para sobrevivir en el entorno que nos rodea. Una vez leí, no recuerdo donde, que un paciente con depresión recordó cómo de pequeño su mamá siempre le cuidaba cuando estaba triste o decaído pero no le hacía mucho caso cuando estaba alegre. Decía que ahora se daba cuenta de que él decidió que tenía que estar triste si quería recibir amor y así escribió el guión de su vida en el que la depresión tenía el papel protagonista. Volviendo a Berne, cuenta Steiner en su libro Los Guiones que Vivimos, cómo Eric, estaba muy interesado en los “GUIONES DE ESPERANZA DE VIDA LIMITADA” no solo eso, cuenta además que Berne estaba bajo la influencia de uno de ellos:

“Su muerte tiene la indescifrable cualidad de haber sido una pasmosa sorpresa y al mismo tiempo de no haberlo sido en absoluto. Tanto él como yo teníamos el presentimiento de que algo iba a ocurrir y cuando ocurriría, pero por otra parte él lo descartaba y yo seguí simulando que así lo creía”

C. Steiner
Los Guiones que Vivimos
Pag. 38

“Es evidente que Berne, en cierta manera, cuidaba su corazón, pero a veces lo descuidaba por completo. Me entristece pensar en lo mucho que era querido y en lo poco que se benefició de ese cariño en el poco cariño que llegó a su corazón para sosegarlo”

C. Steiner
Los Guiones que Vivimos
Pag. 39

Vuelvo a releer estas frases y vuelvo a recordar aquella tarde en la playa y como no podía para de llorar imaginando a un pequeño Berne de dos o tres añitos escribiendo el primero de sus libros, en el que el personaje principal dedicaría su vida entera a cuidar los corazones ajenos y a descuidar el propio, en el que ayudaría a cientos de personas a reescribir su historia pero en el que él seguiría a pies juntillas la que escribió para si mismo

“Según Él, su guión no era claro y por tanto imposible de cambiar”

C. Steiner
Los Guiones que Vivimos
Pag. 41

Me impresiona mucho pensar cómo Berne, paso la mayor parte de su vida escribiendo sobre el amor y ayudando a otras personas a poder amar y recibir amor y sin embargo tuvo serios problemas para aceptar el amor de los demás y para disfrutar sin más de la vida. Se paso los años trabajando durísimamente con sus pacientes y con sus libros sin darse un respiro

“El distanciamiento que mantenía con aquellos que le querían y que él quería, incluido yo mismo, nos impedía consolarle; se evadía de nuestras vidas. Todavía siento el vacío que dejó”

C. Steiner
Los Guiones que Vivimos
Pag. 41

Pero sobre todo me impresiona pensar que Él creía fielmente que podemos cambiar esas decisiones que tomamos en la infancia y que nos están haciendo daño en la actualidad pero se convenció sin embargo de que su caso era diferente y que sus decisiones eran “imposibles de cambiar”. No se si os sentiréis identificados con esto, esa sensación de que crees que todos pueden cambiar pero al enfrentarte a ti mismo y a tus fantasmas sientes que tu caso es diferente y que “no tienes solución” yo he sentido tantas veces lo mismo en mi propia terapia … pero Él creía en el cambio y lucho por ello toda su vida y es por eso que al releer hoy esto, vuelvo a emocionarme y a agradecer a Berne sus años de esfuerzo para que hoy muchos en nuestra terapia o fuera de ella podamos coger ese libreto lleno de polvo que redactamos hace tantísimos años y podamos reescribirlo desde la autonomía y la libertad.

Si queréis conocer el tema en profundidad leer el epígrafe titulado “El Guión de E.Berne” que se encuentra en las páginas 35 a 42 del libro “Los Guiones que Vivimos” de “Claude Steiner”.

Y también esperar a la publicación de Miriam porque me la acaba de mandar al mail y sin saber ella lo que he escrito ni yo lo que ella iba a contar, creo que refleja de una forma preciosa la idea de tomar una decisión en la infancia y vivirla como real en la vida adulta

martes, 10 de agosto de 2010

CÓMO EMPEZÓ TODO ESTO...

Un jueves cualquiera en el McDonalds de siempre, nuestras señas de identidad, y de pronto, una antigua idea vuelve al centro de nuestra conversación “¿por qué no abrimos un blog sobre psicología?”. “Venga, vamos a abrilo..., ¿cómo le llamamos?”.... Pensamos en algunos nombres, ninguno sugerente...Y pronto la charla deriva una vez más en lo que nos apasiona: psicología (literalmente estudio del alma). Psicólogos, libros, másters, pacientes, personalidades variopintas, sufrimientos, amor, muerte, el ser humano, la vida...
Caminamos, tomamos un helado, sigue nuestra charla...Y así, casi casi acaba el tiempo de nuestra quedada, tenemos que marcharnos...Pero antes vuelve el blog, porque tenía que volver para hacerse realidad: “¿entonces qué nombre le ponemos al blog?”. “ A ver ¿cuál es el sentido del blog?”....
Y el sentido del blog , no es más que hablar de nuestra profesión y de nuestra pasión, plasmar en un espacio público y abierto las ideas y los conocimientos que movemos y compartimos en nuestros encuentros jueveriles... Y que, en lugar de hacerlo entre tres “locuelas”, lo podamos hacer entre 30, 300, 3.000.... Entre todos los que deseen aportar su punto de vista, su conocimiento o su experiencia....

-“Se trata de compartir estas chácharas que tenemos sobre psicología...Me encanta la palabra cháchara...”
-“ehhhhhh ¡¡psicocháchara!!”
(…)
-“a mi me gusta la palabra piscolabis, mi madre la dice mucho...”
-“¿cuál? ¿qué palabra?...¿pisc...? ¿psic..? ¿psicolabis? ...¡¡psicolabis!!”

Y nos encantaron ambos para el blog...

¡¡Bienvenidos a PSICOLABIS Y PSICOCHÁCHARAS!!