lunes, 23 de enero de 2012

EL VALLE DEL OLVIDO

El valle del olvido

En el valle del olvido viven las almas perdidas,

conviven unas con otras sin saber que lo son ni porque lo son. Más que vivir dejan pasar el tiempo, o eso creen ellas, pero viven allí aún que ellas no quieran.

Las almas perdidas no son felices, son desdichadas y si les preguntas algunas que contarán muchas historias que te pondrán muy triste. las almas perdidas no quieren vivir en el valle del olvido, algunas se van y nunca vuelven, otras se van pero acaban volviendo. Cuando una selva las demás se ponen contentas y no quieren que vuelva.

Las que se quedan sueñan con el día que se puedan marchar; se pasan el día entero pensando en la vida fuera del valle y eso les hace que no estén allí.

En el valle del olvido no existe el tiempo, aunque las almas perdidas se empeñan en contarlo. Algunas envejecen incluso mueren contándolo.

Las almas perdidas se sienten muy solas y que vivan juntas las hace sentirse más solas aun. Intentan que el tiempo pase rápido y pasan los días haciendo cosas sin parar, y no por ser emprendedoras, es que no pueden estar ociosas, porque estar ociosas acrecienta su soledad.

En el valle del olvido viven también castigadores de almas perdidas, los hay que gozan castigando, pero también hay castigadores buenos, como almas perdidas buenas y malas y otras que quieren ser castigadores de almas perdidas, pero así piensan porque no quieren ser por más tiempo almas perdidas.

Se reúnen en grupos de almas perdidas buenas y malas, pero en algunas ocasiones se reúnen unas con otras y para ellas resulta más fácil ser alma perdida mala que buena.

Las almas perdidas consideran lo malo que hay en el mundo; sienten odio, tristeza, envidia y rencor y eso las hace duras. También se llevan mal unas con otras y también son muy distintas aunque tengan mucho en común. Una son bajas, otras altas, gordas o flacas, débiles o fuertes y cualquier diferencia crea problemas y ahí perjuicios como el color de la piel, la raza por la religión o porque no piensan igual.

En el valle del olvido viven las almas perdidas, conviven sin saber que lo son y por qué lo son, más que vivir dejan pasar el tiempo por eso creen ellas, pero a veces, como esta noche, me voy dando cuenta de que soy un alma perdida y que llevó tiempo viviendo en el valle del olvido y no quiero llamarlo por su nombre.

Un día de cárcel son 10 años de vida

Con mucho cariño te expresó estos sentimientos y esta historia. Espero salir algún día del valle del olvido y dejar de ser un alma perdida. Ese día será como volver a nacer y esta vez espero cambiar.

Dani